Última Noche Del Mes de Abril


Última noche del mes de Abril… Otra vez el mes se termina y no sé porque de un tiempo a la fecha durante los últimos días de cada ciclo es cuando más me cae el 20 de que el tiempo se está yendo rapidísimo, que cada hojita que le arranco al calendario que está colgado en la pared de la cocina de mi casa es similar a “agarrar” de modo tangible cada uno de los días de las semanas que ya han pasado y es algo muy fuerte pensar en que cada vez que comprimo en mi mano ese trozo de hoja hasta convertirlo en una simple “bolita de papel” para luego lanzarlo al cesto de la basura, tal vez estoy tirando un día más de mi existencia, que si bien ya se ha gastado y por lo mismo no puedo volver a usar de nuevo, quizá lleve consigo también muchas horas perdidas y desperdiciadas en las que no viví con toda la intensidad que se requería…

Pero el tiempo es algo similar a como administras un cuaderno de diario, en el que una vez que escribes, no importa si dejas renglones en blanco entre una nota y otra porque de todos modos esos espacios ya no los puedes volver a usar.

¿Qué puedo contar acerca de este mes que termina?... Mhhh… Pienso y encuentro muchas imágenes y recuerdos, pero están tan regados y desordenados encima del escritorio de mi mente, que no sabría cuál de todos agarrar primero para empezar a escribir; pero si tú pudieras echarle un vistazo rápido a ese “desorden organizado” lo primero que encontrarías sería:
1. La imagen con un recuerdo muy viejo de mi infancia que me llegó el otro día de golpe mientras estaba en el trabajo y en el que me ví durante mis años de infancia, jugando en el jardín que estaba ubicado en la parte trasera de la casa de mi abuelita
Luz

En ese entonces, yo ponía una tina de metal volteada con el fondo hacia arriba para simular una mesa, luego le ponía encima una toalla de baño como mantel, una botella con agua y así jugaba interminables horas a “la comidita”. Cuando esa imagen mental –que ya ni siquiera recordaba- sobrevino a mi mente, casi, casi percibí el olor tan característico de la hierba crecida, sentí la tibieza de la luz solar (cuando está bajando y ya no es tan fuerte) pegando de frente al metal de la tina y recordé también un nido de avispas al que ni por equivocación me acercaba y que siempre estuvo “incrustado” en una enredadera seca ubicada sobre la barda que marcaba el límite de la casa de mi abuelita con la del vecino; justo enseguida de un árbol que cada temporada inundaba el patio con manzanas de sabor amargo y color verde.

También recordé que fue en ese mismo jardín que mis hermanos y yo descubrimos unas flores en forma de trébol que sabían a limón… No sé porque recordé eso de pronto y tampoco sé si tendrá o no algún significado, pero el caso es que la imagen llegó de pronto y se quedó durante toda esta última semana ahí.

2. Encontrarías también muchos dibujos bocetados, maquetas de sueños en los que verías muchas de las cosas que aún no he hecho… Como tocar la guitarra, viajar a Italia, manejar un vocho, cumplir una promesa que tengo pendiente con “el alto mando” (en la que la guitarra está relacionada también), aprender italiano, terminar por fin mi novela, plasmar por fin todas las ideas padres que tengo para el blogger y muchas, muchas otras cosas que anhelo pero que ya no dependen sólo de mí.

3. Algunas “Polaroid” con imágenes más actuales, captadas en días cotidianos, tomadas durante alguna conversación con alguna de las personas con las que convivo a diario, momentos en los que alguien contó algo interesante, dijo una frase que me llamó la atención, vi algo interesante en la calle, un detalle simple que me enterneció o incluso verías la imagen de Martha, una chava que a pesar del tiempo sigue siendo la misma y que incluso –no me gusta reconocerlo- pero a veces cuando logro visualizarla a través de los espejos que a veces encuentra a su paso por la calle, la percibo como una chica muy nostálgica que vive añorando cosas que pasaron en otro año durante esta misma época y es quizá por eso que no logra vivir el presente con total plenitud.

4. Por último y en un formato más grande, verías varias imágenes generadas hace apenas un par de días, en los que el destino me permitió reencontrarme de nuevo con Iván (el chavo que sigue siendo el gran amor de mi vida). Fue un encuentro muy breve, en el que pensando en que no sé ya hasta cuando vuelva a verlo de nuevo, no quise desaprovechar la oportunidad para decirle en su cara y con todas sus letras que LO AMO con toda mi alma y en el que experimenté una inmensa alegría por volver a verlo, porque pude abrazarlo, sentirlo, darle un beso, volver a percibir su olor (que es una de las cosas que más he extrañado de él en todo este tiempo), y al mismo tiempo, una infinita tristeza se apoderó de mi ya que durante la conversación me enteré que falleció una persona súper importante en su vida y a la que yo en lo personal apreciaba mucho (su abuelito), y que también pasaron otras situaciones que me hacen saber que su vida se complica más cada día y al mismo tiempo se aleja cada vez más de mi.

Existe la posibilidad de hablar con él más adelante, por sugerencia de él mismo, no mía… Algo que de verdad yo no esperaba y aunque yo sé que el día que eso suceda no me va a decir nada nuevo y tampoco nada va a cambiar entre nosotros, todo lo que siento por él está entre el montón de cosas que aún no se han definido y que en sentido figurado podrían catalogarse como el montón de papeles pendientes que representan mis miedos, las situaciones no concretadas, el futuro incierto, las preguntas para las cuales aún no hay una respuesta, la desesperación y la tristeza infinita que me provoca el pensar tan sólo en que mi esperanza (que es de una probabilidad en un millón) está casi, casi agonizando y que tengo tanto miedo de que la vida no me permita tener una segunda oportunidad con él…Quien sabe que pase más adelante, pero así termina para mi Abril, el cuarto mes de este 2006.

Mañana es día de asueto, y pienso aprovechar para ir a escribir al parque de siempre, pero mientras eso sucede, agradezco porque para bien o mal se me permitió terminar una vez más otro pequeño ciclo, porque todas y cada una de las tardes de este mes la naturaleza me regaló a la salida del trabajo puestas de sol hermosísimas, casi al final del día, al cielo teñido de colores padrísimos que iban desde el rosa, el azul claro y naranja que con su simplicidad me hacen pensar en que las cosas sencillas son las que más valor tienen, y por alguna razón –que aún no descubro tampoco- estoy viva, y mientras así sea, tengo que intentar aprender a adaptarme a cada circunstancia que me toque afrontar.

Comentarios

Entradas populares