Arcoiris.


Ayer vi el arcoiris en el camino de regreso a casa. Yo iba a bordo de un camión de transporte público y me sorprendió descubrirlo a través del cristal de la ventanilla, justo a un par de cuadras de distancia del punto donde me tengo que bajar para llegar por fin hasta mi casa.

La verdad ya no pude dejar de verlo, pues temía que se desvaneciera en un instante, y a la par de intentar recordar cuando fue la última vez que lo vi (sin poder acordarme); también me puse a pensar en todas las leyendas fantásticas que hablan de todo lo que puedes encontrar detrás de él, justo al pie de donde para unos inicia, mientras que para otros termina.

Mi imaginación voló y entonces la imagen fue muy clara, pues de inmediato vi un cofre antiguo, repleto de monedas doradas, objetos mágicos y desconocidos, piedras preciosas resguardadas por hombrecillos de orejas puntiagudas y trajecitos verdes, elaborados con terciopelo y casimir.

Pero luego el arcoiris me devolvió una imagen más real y me hizo pensar en que la vida es un instante. Se va confeccionando de recuerdos y momentos que se elaboran en tiempo presente, y así como la descomposición de la luz en un espectro de colores que dura tan sólo unos segundos, nada es más importante que el momento que tienes delante y en las manos: el instante en el que estás ahora mismo, en el que yo escribo esto; en el que tú trabajas, en el que yo sueño, quizá en el que a tu cuerpo le duele algo, pero en contraposición, en el que mil cosas pasan por tu cabeza, o un monton de sueños llenan tu alma a la vez.

Entonces me imaginé que cada uno de nosotros somos también como arcoiris... Algunos con más colores y luminosidad que otros... Al igual que ese fenómeno natural no mostramos todas nuestras tonalidades, y las contadas personas que si lo hacen, por eso son tan especiales y llenas de luz.

La vida es tan efímera y dura tan sólo una brevedad (al igual que el arcoiris) cuando la lluvia ya se ha ido. En los pasajes bíblicos se habla de que en la época de Noé este signo en el cielo selló una promesa que Dios hizo con los hombres, y siendo nosotros como el arcoiris (fugaz y temporal en la vida de muchas personas), no por eso algo tan impermanente deja de ser un signo de esperanza y fe que muchas veces precede a una tormenta o que simplemente se deja ver cuando todo está gris.

Llegué a casa y los colores en el cielo ya casi se habían desvanecido, eran cada vez más tenues, pero ahí de pie en la ventana me puse a pensar: si yo fuera arcoiris y mi vida durara tan sólo un instante, ¿qué encontraría detrás de mi?

Pensé también en todos los instantes de mi vida que han sido fugaces, en la última vez que me reí con muchas ganas hasta que me dolió la panza, quizá en el momento más triste que pensé que no superaría, y de un modo inevitable mi mente evocó el recuerdo de la última vez en que me visualicé feliz...

Los colores se desaparecen, pero yo sigo siendo la misma ¿no es así?... Entonces si todo es tan temporal y pasajero, la única fórmula es vivir todo (sea lo que sea y venga lo que venga) de un modo más intenso... Como decía al inicio, el arcoiris se desaparece, pero también los matices grises y oscuros terminan por difuminarse, y lo único importante es este presente en el que la suma de muchos instantes me han convertido en lo que soy...

De un tiempo a la fecha, todos los días voy buscando algo (un detalle, un momento, una imagen o una palabra) que haga que las horas vividas tengan para mi un sentido, y aunque a mi alrededor parecía que sólo yo estaba fascinada con esa imagen en el cielo, al final del día, la visión de un cielo oscuro matizado por un arco de colores fue lo que hizo no sólo que el camino de regreso a casa fuera distinto, sino que terminara el Viernes de un modo especial.

Gracias por eso.

Comentarios

Anónimo dijo…
Holas

Uhh yo todos los días me rio hasta que me duele la panza... dice mi mama que yo me la paso riendome de la gente ¬¬

y tiene razon

jajaja ya pues, cuidate mucho yo hace mucho que no veo un arcoiris pero ayer vi la luna al estilo drácula muy interesante
Victoria dijo…
Este viernes tuvimos el regalo del arcoiris TODOS! fue magico y perfecto
Que bueno que reflexiones asi Martha, porque esas reflexiones, esos momentos en los que aterrizas y agradeces lo que tienes y sueñas con lo que no, es lo que hace que tu vida (y la mia, y la de todos) no sea esteril, hueca, intrascendente.
El viernes te regalo Dios no solo un arcoiris, sino este momento de inspiracion para compartirnos tu sentir.

Me encantan estos posts tuyos porque vienen del alma, del verdadero interior que hace que estas paginas sean de colores.

Un abrazo!
Los grandes regalos de la naturaleza, y otro gran regalo haber nacido con la capacidad para disfrutarlo, aunque te provoque un instante de nostalgia, o el más feliz de todos, pero lo más importante es que pase por tu vida y que te afecte, y no que esté ahí y no hayas levantado la vista para disfrutarlo.

Lo bueno y lo malo está ahí, todo el tiempo estamos en las manos de Dios, el destino o la suerte, no sé como llamarlo, pero los días no son iguales y eso depende mucho de uno, a pesar de los dolores físicos como mencionas ahí.
Ahhhh! y esos hombrecillos, bueno con mi acento sería "hombreshillos" con orejas puntiagudas, en mi caso pueden ser con orejas pegadas????? jajajajajaja, original no?????.

Te dejo un abrazo, y yo también tengo muchas fotos tomadas en los bellos atardeceres en mi salto querido cuando el cielo me ha regalado una imagen igual como la que viste vos.

Maravilloso inicio de semana para vos
Dani Good dijo…
Los arcoiris son las cosas mas bellas de la creacion.

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