Gracias por hoy.


Todos los días hablo contigo, pero hacía mucho tiempo que no te veía y aunque sé que siempre me acompañas en el camino, hoy te hiciste presente de manera "visible" también.

Yo iba caminando por el exterior de un centro comercial, pensando y preocupada por un montón de cosas... De repente, en un restaurante de esos en los que puedes comer al aire libre, te descubrí en la sonrisa de una niñita pequeña  que me vio y me siguió con la mirada, desde mucho antes que a ella la hubiera visto yo.

Su manera de mirarme y su sonrisa tan honesta y espontánea propició que todos mis problemas y pensamientos se difuminaran, dibujando en mi rostro preocupado una gran sonrisa también.

Fue un lapso muy breve en el que ambas nos acompañamos y cuando estaba a punto de desaparecer de su campo de visión, empezó a decirme adiós y ese algo tan sencillo me derritió aún más el corazón.

Sé que eras tú, porque siempre he sabido que te encanta jugar a disfrazarte para que sólo quienes caminan con los sentidos muy abiertos, puedan adivinar que estás ahí.

Por si eso hubiera sido poco, ya al final del día y casi llegando de nuevo a casa, dibujaste en medio de un cielo de color gris, un enorme arcoiris, y yo lo vi como una especie de promesa de que más adelante todo va a estar bien.

Gracias por acercarte, por dejarme verte, por ser parte de mi vida, pero sobre todo: por esos regalos; así que ¡Gracias por hoy!

Comentarios

Sergio dijo…
Qué hermoso arcoiris, te regaló una hermosa sonrisa esplendida, te la mereces.

un abrazo de amor

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