Pensamientos de Agosto...

Una vez más pasó toda una eternidad antes de poder volver a este espacio a reencontrarme con mis letras. Fue algo así como cuando después de un día largo de trabajo, llegas a casa, te das un baño, y tras ponerte las ropas más cómodas, te sientas en el sofá para darte un respiro.

Es en ese lapso, cuando la realidad trata de apoderarse de tu silencio... Pues como en estampida se agolpan los pendientes, el recordatorio de facturas próximas a vencerse, que la mayoría de las veces desfilan de la mano con las carencias de tu alma.

Hay quienes no soportan eso, y el propio peso de su silencio los lleva a rehuír la compañía de si mismos, para acto seguido encender la televisión.

No es mi caso concreto, ni puedo decir que me identifico con eso. Desde hace mucho tiempo descubrí que no soy nada más que un alma viviendo dentro del cuerpo de una mujer que en este momento tiene 42 años, y la perspectiva de eso me ha permitido observar y experimentar todo de manera tan distinta como intensa.

Por eso me gusta escaparme, buscar estos espacios al final del día.... Regresar aquí aunque hayan pasado tantos días, para escribir sobre las cosas que pasan por la mente de esa mujer adentro de la cual habito, contar acerca de las imágenes e historias que ha ido acumulando en el lapso que no ha venido por aquí.

Si tuviera manera de materializar eso de manera física, tal vez tú que me lees lo verías en forma de una pintura abstracta, un libro escrito con caligrafía e idioma inentendible... Tal vez como una caja repleta de objetos extraños que no se sabe ni para que sirven; pero que si me pongo a explicarte la historia de cada uno, todo cobraría sentido y te harían ver el presente de manera tan clara como a mi.

Apenas van dieciséis días de agosto, 17 años después de haber comenzado un nuevo siglo, y justo antes de que termine el verano, lo que esa mujer que soy yo tiene para contar es que ha recordado cosas que la memoria tenía olvidadas....

Todo empieza en horas de trabajo, y tras un ejercicio de un Coach de vida. Aún cuando el propósito era reconectarse y buscar emociones, todo me salió de cabeza y lo único que regresó del pasado fue el aroma en casa de mi abuela a cierta hora de la tarde, ya con el sol bien alto... Las personas que compartieron el asiento de al lado durante un viaje muy largo y que ya jamás volveré a ver.

También visualicé el aburrimiento de los domingos que perdura desde mi infancia, haciendo que para mi sea el día de mayor monotonía de la semana; así como la tormenta que cubrió de oscuridad por completo mi camino en un país desconocido, haciéndome sentir tan lejos de casa, y al mismo tiempo tan en paz, porque al lado mío viajaba una de las personas que más importantes han sido para mi.

Justo en ese punto, mi alma se ensombrece y piensa en quien no me piensa... No hay nada que yo pueda hacer al respecto, sólo respirar profundo y seguir adelante, con la convicción total de que sólo soy yo, quien puede estar para mi.

Si, hay días en que me cuesta salir de la cama, en que puedo no estar bien y me permito guardar silencio, hablar sólo lo indispensable porque no hay nada valioso para decir... Eso no significa que esté triste, es simplemente que soy tan humana como cualquier otra persona cercana o distante, y los colores de las páginas que escribo se vuelven grises o de un tono sombrío... Sin embargo sé que de manera invariable, la vida, en las calles, voy encontrando cosas o detalles que vuelven a hacerme sonreír...

No importa si son recuerdos de ayer, de hace dos horas o diez años atrás cuando yo era una mujer muy distinta... Los pensamientos de Agosto se vuelven ese suspiro que indica la pausa que precede a un nuevo esfuerzo antes de continuar en el camino... Son tantas cosas las que hace falta comentar en letras, pero la madrugada termina, mis ojos se cierran y seguro pronto volveré a este espacio para contar sobre todo aquello que va definiendo mi historia, y hace que hasta en los días grises y monótonos, vivir sea algo que vale la pena. 

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